¿De Traidor a Héroe?

El Evangelio de Judas

por Albert Mohler

 

(Traducido con permiso por Alexander León J. – Peniel12@msn.com)

 

Los titulares alrededor del mundo están anunciando la publicación de un documento antiguo, “perdido hace mucho” y “suprimido”, conocido como El Evangelio de Judas. La Nacional Geographic Society anunció la publicación de un evento especial el jueves, justo a tiempo para su especial Dominical en el canal de esta sociedad.

 

El anuncio condujo a una especie de frenesí en los medios, que van desde reportes responsables hasta sensacionalismo exagerado. Según algunos comentaristas, la publicación de este nuevo documento llevará forzosamente a una reformulación del Cristianismo y nuestro entendimiento tanto de Judas como de Jesús. En realidad, ninguna de estas cosas es así. El documento es altamente interesante, pero sólo como una fuente del pensamiento herético antiguo y de la alternativa que presentaron los grupos heréticos sobre su entendimiento del Cristianismo.

 

El documento pretende ser escrito por Judas, aún cuando claramente fue escrito mucho después de su muerte. De todas maneras, la sola existencia de este documento, proveniente del tercer siglo después de Cristo, indica algo de la lucha que los líderes Cristianos enfrentaron por defender el auténtico Evangelio contra los grupos heréticos tales como los Gnósticos.

 

Una mirada rápida al Evangelio de Judas revela el contraste de este documento con los cuatro Evangelios canónicos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La versión inglesa, editada por Rudolphe Kasser, Marvin Meyer, y Gregor Wurst, presenta una versión accesible y legible de porciones del Códice Tchacos que ahora está disponible. La característica más importante de este texto es su enfático carácter Gnóstico. La sustancia del mensaje que presenta este evangelio no tiene virtualmente ninguna semejanza con el Cristianismo ortodoxo – un hecho que explica por qué la Iglesia antigua reconoció este escrito por lo que es, y lo rechazó, negando su valor como fuente autoritativa y auténtica.

 

En El Evangelio Perdido, Herbert Krosney explica cómo el códice fue descubierto y traza los eventos que llevaron a su publicación en Inglés.

 

“A mediados y fines de los años 70, escondidos por más de mil quinientos años, un texto antiguo emerge de las arenas de Egipto. Cerca de los bancos del río Nilo, algunos transeúntes Egipcios, fellahin, descubrieron una caverna. En tiempos bíblicos, tales cámaras habían sido usadas para sepultar los muertos. Los transeúntes entraron a la cueva, buscando oro antiguo o joyas, alguna cosa de valor que pudieran vender. En vez de esto, entre una pila de huesos humanos, descubrieron una caja. Dentro de ella, encontraron algo inesperado – un misterioso libro de cuero, un códice.”

 

La porción de texto que ahora se traduce está tomada de trece páginas de papiro, con el texto escrito en Cóptico, un lenguaje egipcio antiguo. La mayoría de estudiosos están de acuerdo en que el Evangelio de Judas fue escrito originalmente en Griego, y luego traducido al Cóptico. Esta ha sido la historia común de muchos de los textos Gnósticos antiguos, especialmente los que se asocian con aquellos grupos asociados al área donde fue encontrado este manuscrito.

 

El Evangelio Perdido a veces parece una historia de suspenso, describiendo la extraña y muy relevante historia de cómo el códice fue preservado y eventualmente publicado. Aquellos familiarizados con los rollos del Mar Muerto y los documentos de la Biblioteca del Nag Hammadi reconocerán significativos paralelos en la saga de cómo los textos y manuscritos fueron encontrados y eventualmente puestos a la disposición de los estudiosos para su revisión y publicación.

 

El carácter gnóstico del texto es evidente inmediatamente. En sus supuestas conversaciones con Judas, Jesús habla con categorías Gnósticas tales como “aeones” y “el ámbito eterno”. Judas es identificado como el “treceavo espíritu” el cual fue designado por Dios para ser el agente liberador de Jesús del cuerpo físico en el cual estaba atrapado debido a la encarnación.

 

Cuando Judas habla de la visión y pregunta su interpretación, Jesús responde: “Judas, tu estrella te ha llevado más allá”. Jesús continúa: “Ninguna persona de nacimiento mortal es merecedora de entrar en la casa que tú has visto, porque ese lugar está reservado para los santos. Ni el sol ni la luna gobiernan allí, ni el día, solo los santos habitarán allí siempre, en el ámbito eterno con los santos ángeles. Mira, te he explicado los misterios del reino y te he enseñado acerca del error de las estrellas; y... enviado... sobre los doce aeones”.

 

El concepto de conocimiento secreto y misterioso era central en las sectas Gnósticas. El Evangelio de Judas pretende revelar conversaciones entre Jesús y Judas que fueron mantenidas en secreto para el resto de la humanidad. Los Gnósticos elevaban el valor del conocimiento secreto, y enseñaban un profundo dualismo entre el mundo material y el mundo espiritual. Ellos entendían el mundo material, incluyendo el cosmos entero, como una trampa para el mundo espiritual. En esencia, los Gnósticos buscaban escapar del mundo material y entrar al mundo de lo espiritual.

 

De acuerdo con esto, la frase más reveladora del texto del Evangelio de Judas registra a Jesús diciéndole a Judas, “Pero tú los superarás a todos ellos. Porque tú sacrificarás al hombre del cual estoy vestido”.

 

En otras palabras, Judas realizaría un servicio a Jesús al traicionarle con los que podrían crucificarle, liberándolo así a Jesús de su cuerpo físico, liberando Su espíritu. Como lo indican los editores de El Evangelio de Judas en una nota al pie de página, “La muerte de Jesús, con la asistencia de Judas, es tomada como si fuese la liberación de la persona espiritual dentro de él”.

 

De más está decir que esto está en conflicto con el evangelio Cristiano y el Nuevo Testamento. El testimonio consistente del Nuevo Testamento es que Jesús vino para morir por los pecadores – aceptando voluntariamente la cruz y muriendo de manera substitutiva en sacrificio por el pecado.

 

Esta acción redentora está por completo ausente en el Evangelio de Judas. Por esa razón, el texto fue rechazado por los líderes Cristianos antiguos. En un escrito del año 180 AD, Ireneo, figura principal entre los padres de la iglesia, identificó el texto ahora conocido como el Evangelio de Judas como un documento herético. En el prefacio del Evangelio Perdido, Bart Ehrman, profesor de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, explica, “Este evangelio trata de la relación entre Jesús y Judas, e indica que Judas realmente no traicionó a Jesús, sino que hizo lo que Jesús deseaba que él hiciera, porque Judas era el único que realmente sabía la verdad, según como Jesús la quería comunicar”.

 

Ehrman, quien no es adepto al Cristianismo ortodoxo, ha explicado de manera correcta este problema. Ireneo rechazó el texto precisamente porque estaba en total conflicto con los evangelios canónicos y con la enseñanza de los Apóstoles. De acuerdo con esto, era su responsabilidad advertir a la iglesia con respecto a la naturaleza herética de este documento. Pero sí, el mismo hecho de que Ireneo mencione el documento con una referencia tan considerable, le da credibilidad a la afirmación de que el Evangelio de Judas sea tan antiguo como sus patrocinadores ahora reclaman.

 

Ahora conocemos mucho con respecto a las sectas Gnósticas que eran comunes en los primeros siglos del Cristianismo. La secta particular que estuvo asociada con el origen de El Evangelio de Judas era conocida como los Cainitas. La enseñanza particular de esta secta incluía la rehabilitación de muchos de los personajes que se presentan de manera negativa en la Biblia, comenzando con Caín. En esencia, los Cainitas intentaban tomar las figuras negativas de la Biblia presentándolas en una luz heroica. Para lograr esto, por supuesto, tuvieron que crear textos y una manera historia de Jesús, también alternativa.

 

¿Qué deben los Cristianos hacer con todo esto? La publicación del Evangelio de Judas, es un asunto de genuino interés. Después de todo, es importante para los Cristianos entender el contexto del Cristianismo primitivo – un contexto en el cual se requería que la iglesia ejerciera un tremendo discernimiento al confrontar las enseñanzas heréticas y rechazar los textos espurios.

 

El estudio e investigación detrás de la publicación del Evangelio de Judas parece ser sano y responsable. El manuscrito códice fue sometido al más riguroso proceso histórico para determinar su fecha, composición química, y cuestiones similares. Al final parece que el documento sí es auténtico, en términos de su origen y proveniente de una secta herética del tercer siglo.

 

Sin embargo, afirmaciones extravagantes con respecto al significado teológico el Evangelio de Judas no tienen fundamento, son ridículas y son presentadas por aquellos que pretenden una reformulación del Cristianismo.

 

El resurgimiento del interés en los textos Gnósticos tales como el Evangelio de Tomás y el Evangelio de Judas corresponden a un esfuerzo, por lo menos en lo que se refiere a ciertas figuras, de argumentar que el Cristianismo primitivo no tenía un fundamento teológico esencial. Eruditos tales como Elaine Pagels de la Universidad Princeton quiere argumentar que, “Estos descubrimientos están explotando el mito de una religión monolítica, y demostrando cuán diverso – y fascinante – era el movimiento Cristiano”. Lo que Pagels y otras figuras argumentan es que el Cristianismo primitivo era un caldero de teologías en competencia, y que los factores ideológicos y políticos son los que explican por qué una tradición “ortodoxa” eventualmente ganó, suprimiendo todas las teologías en competencia. De acuerdo con esto, también se argumenta que los Cristianos de hoy deben abrirse a estas variadas enseñanzas que por tanto tiempo habían estado suprimidas y escondidas de vista.

 

El Obispo Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Copta, desechó el Evangelio de Judas como una “palabrería no-Cristiana proveniente de un grupo de personan que tratan de crear una falsa “amalgama” entre la mitología Griega y las religiones orientales con el Cristianismo... Fueron escritos por un grupo de personas que fueron extraños para la corriente original del Cristianismo primitivo. Estos textos no son textos Cristianos confiables ni acertados, porque son histórica y lógicamente extraños al pensamiento y filosofía de los Cristianos tanto de la época antigua como presente”. El Metropolitano tiene razón, pero estaríamos mejor armados para enfrentar las herejías de nuestro tiempo si enfrentamos con honestidad las herejías de los tiempos pasados.

 

Simon Gathercole, profesor de Nuevo Testamento en la Universidad de Aberdeen, defendió el texto como auténtico, pero de relativa poca importancia. “Ciertamente se trata de un documento antiguo, pero no tan antiguo como para que nos revele algo nuevo”, explica Gathercole. “Contiene temas que son ajenos al mundo del primer siglo de Jesús y Judas, pero se volvieron populares después”.

 

Ciertamente, esas ideas Gnósticas se volvieron populares después, y se están volviendo populares de nuevo. La verdad de los Evangelios permanece, y los Cristianos mantendrán firme confianza en la autenticidad del Nuevo Testamento y, en particular, de los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Sin embargo, los viejos Gnosticismos se están empacando como nuevos y “redescubriendo”, mientras nuevas formas de pensamiento Gnóstico emergen en nuestra cultura pos-moderna.

 

Los Cristianos bien informados continuarán alerta para confrontar a las iglesias e instituciones con respecto a estos textos, que ya fueron rechazados como heréticos por la iglesia antigua, como para ponerlos en el mismo plano del Nuevo Testamento.

 

El veredicto de Atanasio, uno de los grandes líderes de la iglesia antigua, todavía permanece: “No permitáis a ningún hombre añadir, ni le permitáis sustraer de esto, porque respecto a esto el Señor avergonzó a los “Saduceos, y les dijo, “Erráis, ignorando las Escrituras”. Y Él reprobó a los Judíos, diciendo, “Escudriñad las Escrituras, porque ellas dan testimonio de mí” ”.

 

R. Albert Moler, Jr. Es presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur en Lousville, Kentucky.